Las familias asentadas en Altza poco a poco conocieron un fortalecimiento de sus vínculos. Era necesario desbrozar terrenos, acondicionar caminos, levantar casas… trabajos que terminaron por dotar de una identidad común. Esta expansión de la agricultura favoreció asimismo la privatización del espacio, dando lugar a la creación de las primeras casas solares. Estas gentes llegadas de diversas partes de Gipuzkoa y de la cornisa atlántica se reunían en asambleas para decidir sobre sus asuntos. De esta forma terminaron por sentirse miembros de una comunidad diferenciada, en contraposición a otros lugares vecinos que explotaban y compartían otras tierras y bienes. La fundación de la iglesia de San Marcial en 1390, en un punto visible desde casi todo el territorio altzatarra, supuso la reafirmación del compromiso comunitario, ahora también en lo espiritual.
- Los altzatarras nos reuníamos en asamblea para hablar de los temas que nos preocupaban.
- Nos dedicamos a conseguir más tierras de cultivo a costa del bosque.
- Mucha gente vino de los territorios de alrededor a trabajar y vivir en Altza.
- Y decidimos construir nuestra iglesia, la iglesia de San Marcial.
ETXEBESTE, Juan Carlos; LANDA, Iñigo: “Altza XIV. eta XV. mendeetan”, In: Altza, Hautsa Kenduz III (1996), 51-72 orr.
MORA, Juan Carlos; ZAPIRAIN; David: Altza: de los cubilares al concejo. Formación y características del régimen jurídico-político altzatarra. Artiga Bilduma 1, Altzako Historia Mintegia, 1996.