En los años 40 y 50 las puertas de las casas son de madera maciza y los picaportes no están alojados en el interior, sino adosados. Son claramente visibles. Las manillas son de latón y porcelana en la mayor parte de las casas y sus formas son muy conocidas: ovaladas y acodadas. Al igual que sucede en el material eléctrico aparecen posteriormente estos elementos realizados en bakelita.

Para evitar ensuciamientos de la puerta en la zona de las manillas se colocan protectores de vidrio que posteriormente son reemplazados por otros realizados igualmente en bakelita.

Las puertas exteriores están protegidas por cerraduras de mecánica sencilla y grandes llaves. Con el tiempo se imponen las cerraduras más sofisticadas, más complicadas de violar que se abren con pequeñas llaves.

La instalación de agua discrimina claramente el agua fría de la caliente: un grifo para cada una. No se estila la ducha sino el baño, a veces en un gran balde. En las fregaderas se utiliza un diseño muy clásico: un grifo de latón con una manilla en forma de lazo. Tienen una válvula con una pieza de cuero que cierra el paso del agua. Esta pieza se cambia en cuanto el grifo empieza a gotear. En casi todos los hogares saben hacerlo.

El agua inicialmente se calienta en un calderón o depósito dentro del cual hay un serpentín recorrido por agua caliente procedente de la cocina económica. Posteriormente aparecen los calentadores eléctricos y de gas que tienen una respuesta mucho más rápida en el suministro.

Los contadores de agua totalizan el consumo de agua mediante cinco esferas de distinta graduación, indicando los metros cúbicos consumidos de dos en dos litros. Su diseño totalmente funcional es de gran belleza. Construidos enteramente en latón fundido con esfera esmaltada en blanco, con sus múltiples manecillas, cerrado con vidrio y con una tapa con la marca en bajorrelieve.

Grandes innovaciones en los diseños de importantes ingenios que repercuten en la higiene y la salud de las personas y la seguridad, el confort y el embellecimiento de los hogares. La creación de todos estos objetos de diseño y fabricación industrial supone una sensible mejora en el desempeño de las tareas domésticas de mediados del siglo XX.