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Larreandiak, tierras concejiles

A lo largo y ancho de la ladera oeste del casco de Altza se extendía hasta principios del siglo XIX una amplia superficie de terreno concejil, propiedad del Ayuntamiento de San Sebastián, conocida como Larreandiak. A partir de 1808, como consecuencia de los importantes gastos ocasionados por la ocupación militar francesa, el Ayuntamiento se vio en la necesidad de ponerlos a la venta y privatizarlos.
El terreno de Larreandiak —‘grandes prados, pastizales, tierras sin cultivar’, en euskera— estaba formado por varias parcelas, tres de las cuales tenemos documentadas, pero seguramente habría alguna más.[1] Con dos de ellas se formará el núcleo de lo que fue el caserío Larreandi y, con la tercera, el caserío Larditxiki.
La primera parcela vendida de dichos terrenos concejiles la adquirió el altzatarra Juan Bautista Etxeberria, el 24 de julio de 1808: “cuatrocientas posturas[2] de tierra erial que radican en feligresía de ella [Altza] jurisdicción privativa de la Ciudad, que confinan por el Oriente con el camino público que desde la Herrera dirige a dicha Población; por el Poniente con tierras Larreandiac, y regata de Larrachao; por el mediodía con las de Estibaus, y Miraflores, y por el Septentrión con el idéntico camino público“.[3] La medición y descripción del terreno no debió ser todo lo precisa que debiera y cuatro años más tarde, el 17 de enero de 1812, el hijo de Juan Bautista Etxeberria, José Bernardo, se vio obligado a pagar trescientos reales por las cien posturas de más que tenía el terreno adquirido.[4]
Pocos meses después tuvo lugar la compraventa de otra parcela de Larreandiak. El 11 de marzo de 1809 el presbítero de Oiartzun José Ignacio de Sein, representado por el altzatarra José Manuel Zuazola, adquiere dos jugadas[5] de tierra erial[6], que cuatro meses más tarde, el 30 de julio, las revenderá a Francisco Goikoetxea, vecino de Pasaia.[7] La participación de Zuazola en esta operación es significativa, ya que, como veremos más adelante, él se hará con la propiedad de una tercera parcela en Larreandiak, la que corresponderá a Larditxiki.
Pasados siete años, esos tierras sin cultivar ni labrar se habían transformado en productivas y “hoy se hallan reducidas a sembradío y manzanal”, como hace constar Juan Bautista Etxeberria en marzo de 1815 al tener que renovar el registro de la compraventa del terreno adquirido en 1808, tras la quema del archivo en el incendio que asoló la ciudad en 1813.[8]
Esa renovación de la inscripción en el registro va a ser un trámite que precederá a una transacción entre José Bernardo Etxeberria y Francisco Goikoetxea, quien además de propietario de la otra parcela colindante de Larreandiak, también es propietario del caserío Peruene de Herrera. El 11 de marzo de 1815 Goikoetxea va a vender a Etxeberria la casería y pertenecidos de Peruene a cambio de 13.000 reales de vellón, realizándose la mitad del pago en metálico y el resto, 6.610 r.v., con la entrega de las cinco jugadas de tierra que su padre Juan Bautista Etxeberria compró en Larreandiak.[9]
El 29 de ese mismo mes, Etxeberria, propietario ya de Peruene, escriturará la concesión a Goikoetxea de un permiso, por nueve años prorrogables, autorizándole el uso de un camino de su propiedad como acceso a Larreandiak, “para hacer las conducciones de ciemos para el abono de sus tierras y para recoger los frutos que produjeren, y no para otro ningún uso ni servidumbre, pudiendo ejecutar los transportes de éstos objetos con yuntas de bueyes y vacas en carros.”[10]
La inversión de Goikoetxea en Larreandiak le saldrá muy rentable. Dieciséis años más tarde, el 19 de abril de 1831, él y Joaquina Antonia de Lizarazu, marido y mujer, venderán las dos parcelas de Larreandiak a José María de Azarola.[11] En la medición y tasación que precede a la venta, las cinco jugadas que recibió de Etxeberria como parte del pago por la compraventa de Peruene, serán valoradas en 10.914 r.v., es decir, 4.304 r.v. más que el valor del precio de compra.[12]
El nuevo propietario, José María Azarola es en esas fechas un joven originario de Gabiria, de 26 años, casado con la donostiarra María Hilaria Pikabea, con quien hará un testamento conjunto el 24 de octubre de 1845 en el que declaran que “que durante nuestro matrimonio hemos adquirido la casería llamada Chimitegui existente en Loyola, la titulada Larreandia, radicada en Alza, y algunas porciones de tierra erial, situadas en el monte Ulia, en el de Igueldo, y en Alza”.[13]
La casería titulada Larreandia, por tanto, fue edificada por ellos, en una fecha no precisada[14], entre 1831, fecha de la compra del terreno, y 1845, fecha del testamento. Sobre las porciones de tierra erial situadas en Ulia y Altza, sabemos que la primera se trata de un montazgo argomal, denominado Salto, cercano al faro de la Plata[15]; y que la otra parcela fue comprada el 23 de febrero de 1934 a Juan Francisco de Arzak y estaba situada cerca del caserío Borda-Arzak[16].
Azarola fallecerá dos años después de haber hecho su testamento, en 1847, y la viuda Hilaria Pikabea administrará[17] en adelante la casería Larreandia y sus pertenecidos hasta su fallecimiento en 1883. El mayor de sus siete hijos, José María Azarola Pikabea, presbítero en La Guardia (Tuy, Pontevedra) será quien la herede[18] y quien, al poco tiempo, la venderá a Andrés Rodriguez y Tito, el 29 de agosto de 1887. La escritura de compraventa contiene una descripción completa y detallada de lo que fue el desaparecido caserío Larreandia y sus pertenecidos.[19]
El otro caserío surgido de una parcela de Larreandiak es Larditxiki. José Manuel Zuazola fue quien la adquirió. Zuazola era propietario de la mitad occidental de la casa solar Larrerdi —Lardi, en su forma popular—, donde residía, además de contar con varias propiedades repartidas por Altza. Como ya hemos visto antes, Zuazola actuó como representante de José Ignacio Sein en la compra de una parcela en Larreandiak.
Acuciado por las deudas, Zuazola se vio obligado a vender sus propiedades, entre las que se encontraba el terreno de Larreandiak. La venta tuvo lugar el 12 de octubre de 1825 y los compradores fueron los hermanos Antonio y José Francisco Alkiza Aranburu. En la escritura la propiedad viene descrita de la siguiente manera: “Y dijo [Zuazola] que en el paraje nombrado Larreandia, en la Cuesta subida para la misma población por la Herrera, tiene el compareciente de su propiedad y pertenencia seiscientas posturas de tierra erial en un terreno cerrado de vallados, confinantes, del Oriente con tierras de la Casa Larrerdia, del mediodía con jurisdicción de la nombrada Casanao, y del Poniente y septentrión con tierras de la Casería Peruenia, habiendo adquirido las quinientas y cuarenta posturas de aquellas por compra hecha a dicha Ciudad de San Sebastián”.[20]
Si bien aparecen los dos hermanos Alkiza como compradores, en realidad la propiedad quedará en manos de José Francisco, quien construirá el caserío antes de casarse con Teresa Antonia Etxebeste en 1829, tal y como declara en su testamento escriturado el 19 de noviembre de 1866: “Declaro, que soy propietario de la casería Lardichiqui, cuya casa levanté sobre tierras que compré a D. José Manuel Zuazola, habiendo la adquisición de éstas y la construcción de aquella, siendo yo soltero. Declaro que después, ya casado, agregué como una jugada de tierra a dicha finca.[21]
En resumen, hemos seguido a través de la documentación el proceso de creación de las caserías Larreandi y Larditxiki a partir de parcelas pertenecientes a las tierras concejiles conocidas como Larreandiak. La presencia del apellido Larreandia/Larreandi en Altza se remonta a finales del siglo XVII, lo que nos había llevado a pensar hasta ahora que el nombre del propietario habría dado nombre a la casa, lo más habitual entre los caseríos altzatarras. Los documentos han demostrado, sin embargo, que en el caso de Larreandi no hay ninguna relación entre el apellido y el nombre de la casa, y van a propiciar un replanteamiento sobre el origen de los nombres de las casas solares Larrerdi y Larratxao, colindantes por el norte y por el sur, respectivamente, con Larreandiak, y que compartiendo la misma raíz ‘larre-‘, quizás puedan compartir también las características del terrenos sobre el que se originaron.
[2] Según las tablas de Balzola, para Altza, 100 posturas equivale a 0,311 Ha., citado por Carrión Arregui, Ignacio: “Los antiguos pesos y medidas guipuzcoanos”. En: Vasconia, 24 (1996), p. 64
[3] AHPG-GPAH 3/0118, A: 182r –186v
[4] AHPG-GPAH 3/0118, A: 187r
[5] 1 jugada = 100 posturas. “dos jugadas de a cien posturas de tierra erial en el paraje de Larreandiac” AHPG-GPAH 3/2334, A: 090r- 093v
[6] AHPG-GPAH 3/2334, A: 090r- 093v
[7] AHPG-GPAH 3/2334, A: 088r-089v
[8] AHPG-GPAH 3/0118, A: 188r –189v
[9] AHPG-GPAH 3/0118, A: 179r-181v
[10] AHPG-GPAH 3/0118, A: 212r-214r
[11] AHPG-GPAH 3/0059, A: 65r-70v
[12] AHPG-GPAH 3/0059, A: 71r-71v
[13] AHPG-GPAH 3/0207, A: 181
[14] En la escritura protocolizada el 9 de febrero de 1885 de las operaciones divisorias de los bienes que constituyen el caudal partible de José María Azarola y su mujer María Hilaria Pikabea, dice: “Se edificó el caserío nombrado [Larreandia], en tierras y manzanales que los consortes Francisco de Goycoechea y Joaquina Antonia de Lizarazu vendieron a dicho D. José María de Azarola”. AHPG-GPAH 3/3668, A: 402r-447v, pp. 71-74
[15] AHPG-GPAH 3/3687, A: 3023r-3032v
[16] AHGP-GPAH 3/0085, A: 38r-40r
[17] El 6 de octubre de 1852 María Hilaria Pikabea concede un poder para inscribir en la sociedad de seguros mutuos contra incendios de casas y caseríos de Guipúzcoa, los tres caseríos de su propiedad, entre los que se encuentra Larreandia de Alza. AHGP-GPAH 3,3080,A, 468
[18] AHPG-GPAH 3/3668, A: 402r-447v
[19] AHPG-GPAH 3/3687, A: 3023r-3032v
[20] AHGP-GPAH 3/0029, A: 77
[21] AHPG-GPAH 3/3095, A 257r-259r

sortze data: 25-01-2021 / eguneratze data: 25-01-2021